La golondrina y los pájaros

Había una vez una golondrina a la que sus múltiples viajes por el mundo, le habían permitido adquirir una experiencia de la vida superior al del resto de los pájaros.

Tras pasar un apacible verano en tierras más cálidas, alzó el vuelo para marcharse a su hogar habitual. En uno de sus descansos, presenció como un labrador se encontraba sembrando cáñamo en un campo labrado y queriendo avisar a sus congéneres les dijo:
- Siento lástima por vosotros hermanos. ¿Veis aquellas semillas? Pues un día no demasiado lejano os causarán un gran daño. Por culpa de esas inofensivas semillas, aparecerán utensilios para cazaros y acabar con vuestra vida. Coméoslas antes de que el labrador las entierre.

A pesar de su convincente discurso, los demás pájaros hicieron caso omiso de sus palabras, alegando que cuanto más grano hubiera, mejor estarían alimentados. Cuando los primeros brotes comenzaron a salir, la golondrina les aconsejó: - Comeos todos los brotes del cáñamo si no queréis perecer.

Un tiempo después, cuando el cáñamo ya estaba casi listo para ser recogida, la golondrina hizo la última intentona con los pájaros.

- Ya sé que no creéis en mis palabras, pero quiero advertiros por última vez. Cuando los hombres trillen el cáñamo, no aparezcáis por las eras, quedaos en casa o buscad refugio en otro sitio.

Hartos de ella, los pájaros se pusieron a hablar entre ellos, siendo capturados como les avisó la golondrina.
MORALEJA
Haz caso de los avisos, ya que si no lo haces puede ser demasiado tarde para ponerle remedio al problema
La golondrina y los pájaros
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