El caballo y el palafrenero

En un país muy lejano, un palafrenero decidió arrebatarle la cebada que su señor le proporcionaba para alimentar a su caballo, para venderla en el mercado más cercano. Una venta, que le servía para aumentar el salario que con tanto esfuerzo le costaba ganar y darse algún que otro capricho de vez en cuando.


Un robo, que él quería maquillar manteniendo lo más limpio y peinado posible al animal que habían dejado a su cargo.

Cansado de que el palafrenero le robara todos los días su suculento alimento, el caballo sacó toda su rabia interior y le dijo al que con tanto mimo le cuidaba:

-Aprecio enormemente que me mantengas tan limpio todos los días, pero si en verdad deseas que mi pelaje se vea tan brillante como el sol que luce en el cielo, deja de robar la cebada para tu propio beneficio. Te aseguro que si dejas de hacerlo, mi cuerpo se pondrá tan hermoso, que no será necesario que estés esmerándote cada día en cepillar mi pelaje.

MORALEJA
No te fíes de quien te esté siempre alabando, ya que busca dejarte sin algo
El caballo y el palafranero

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