El parto de los montes

Hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano los montes comenzaron a hacer ruido y a dar señales de como si fueran a parir.

Los hombres de aquellos tiempos, que nunca habían visto un suceso semejante, pasaban los días esperando que ese parto llegara y lo hacían con mucho miedo y gran asombro por ser testigos de un hecho tan singular.

En las conversaciones entre unos y otros se cruzaban apuestas acerca de qué tipo de monstruo terminarían por parir los montes y ya hacían planes de como abortar aquel parto o acabar con la vida de aquella espantosa criatura que sin duda se acercaba.

Y es que los ruidos eran desgarradores y todo el mundo estaba seguro de que del parto de los montes nacería un ser enorme del que todos temían incluso antes de saber su forma.

Llegó el día del parto y resultó que después de tanto alboroto el fruto del parto no fue más que un mísero ratón, por lo que los hombres, que habían pasado semanas atemorizados por aquel suceso, rompieron en carcajadas:

MORALEJA
La mayoría de veces el que mucho ruido hace, trae pocas nueces
El parto de los montes
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