Los caminantes

Viajaban dos caminantes en compañía cuando de repente uno de ellos divisó a lo lejos una pequeña bolsa de cuero, y al abrirla, comprobó con alborozo que estaba llena de monedas de oro.

¡Qué suerte hemos tenido!” exclamó su compañero:
“¿Hemos?” -respondió el caminante- “sólo yo soy quien goza de la fortuna de haber encontrado esta bolsa

El compañero tomó buena nota de su actitud, y al cabo de un rato, los dos caminantes se toparon con un grupo de peligrosos ladrones que merodeaban por aquellas tierras.

¡Estamos perdidos!” dijo el afortunado caminante que había encontrado la bolsa de monedas al intuir la desgraciada suerte que les esperaba

¿Perdidos dices?” respondió el otro caminante. “Yo aquí no veo más que a un perdido, ya que sólo uno de nosotros ha hecho negocio con esas monedas. A mí nada podrán arrebatarme los ladrones ya que ningún tesoro llevo conmigo

Los ladrones se llevaron el botín y marcharon de allí, dejando malherido de una paliza al caminante propietario del dinero.

MORALEJA
Quien sólo saborea la miel, sólo probará la hiel
Los caminantes fabulas largas
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