La gallina de los huevos de oro

Estaba una mañana la mujer del granjero recogiendo la puesta de sus gallinas cuando advirtió que una de ellas había puesto un huevo de oro. Con gran júbilo corrió a comunicárselo a su marido y ambos celebraron su buena fortuna.


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Al día siguiente, la mujer del granjero volvió a encontrar otro huevo de oro puesto por la misma gallina y de nuevo se felicitaron por su buena suerte.

Pasaron las semanas y cada día la gallina seguía ofreciéndoles aquel regalo, con lo que el granjero y su esposa pudieron comprar más tierras y más vacas.

Ambos, convencidos de que la gallina debía contener un buen número de huevos de oro en su interior, pensaron que si en lugar de esperar a que cada día pusiera uno.

Pero la avaricio les ganó y por la ambición pensaron que abriendole el pecho podrían tomar todo el oro y disfrutar de aquellas riquezas de inmediato y sin esperar nada.

Mas su sorpresa vino cuando, al matar a la gallina y abrirla, vieron que no era distinta de cualquier otra, y que lejos de encontrar oro, todo lo que de allí sacaron fueron sus vísceras.

Oh señor, tú me diste sustento y riqueza para el resto de mis días y la avaricia ha sido mi castigo

MORALEJA
No rompas el saco por tu avaricia ni te dejes llevar por la codicia
La gallina de los huevos de oro Fabula de esopo
Nuevo cuento infantil a leer: La gallina y el diamante
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